Mariana Roldos Aguilera en Poemas del Alma

Presentado por Poemas del Alma

lunes, 21 de enero de 2013

Un interesante reportaje



Sábado 19 de Enero de 2013 |

El despacho del Alcalde en ausencia de Jaime Nebot


El génesis de la semana huele a coco, café tostado, colonia, bolón de verde y a jugo fresco de frutas. Los olores se mezclan, se esparcen en las plazoletas de adoquín que rodean al Municipio de Guayaquil.
Hombres con guayabera y mujeres con vestido y tacones hablan por celular, revisan periódicos, llevan carpetas y piden audiencia. No hace mucho calor.
Un chofer corpulento, alto, de piel cobriza y con el pelo cortado a mate mueve sus gruesos dedos cuando escucha el coro cantado al ritmo de salsa: "Despiértala, no la sientas, despiértala, no la sientas, despiértala no la sientas". Es el coro de la canción La tusa, el hit de moda, infaltable en los buses. Es el Guayaquil de un lunes, a las 09:00, en la planta baja de la Alcaldía.
A 54 escalones está el despacho del alcalde número 174 de la ciudad más poblada del Ecuador (2'291.158 habitantes), con un emblemático puerto y con una historia irreverente, rebelde y políticamente polémica. Una parte de la urbe tiene el look de Miami. Los líderes del partido Social Cristiano, León Febres-Cordero y Jaime Nebot, la han transformado en las últimas dos décadas.
"Quiero hablar con el Alcalde", "esto lo tiene que saber él", se escucha en uno de los pasillos.
Para ingresar a la oficina de Jaime Nebot Saadi hay que pasar por un lobby de pisos con baldosas beige y negro. El techo tiene vitrales de color azul con filo amarillo. En el medio está el escudo. En la pared, un mural color del cobre muestra la estrella del Nueve de Octubre en el centro y los rostros de los próceres.
Los espejos son grandes y tienen bordes dorados. Un hombre lee los periódicos, dos guardias lo observan todo. Detrás de una de las puertas de madera aparece Alicia Muñoz, secretaria privada de Nebot desde hace más de 30 años. "El señor Alcalde no viene hoy. Puede pasar", dice con solemnidad.
La puerta de ingreso es pesada. A la derecha se ve una pintura de la Virgen de la Merced. Bajo la imagen, una radio marca Westinghouse está guardada en un mueble. Tres candelabros cuelgan de las paredes. Adentro no se escuchan pitos ni gritos ni salsa. Apenas susurra un reloj antiguo ubicado en el escritorio y otro colocado junto a una columna. Tic, tac, tic, tac, tic, tac.
Cerca de la puerta están dos sillones de un tono amarillo tenue. Expresidentes iberoamericanos como Fernando De la Rúa, Andrés Pastrana, José María Aznar, Ricardo Lagos, Alejandro Toledo... se han sentado allí, al igual que personajes locales, periodistas y funcionarios.
Los muebles son antiguos. Unos están magullados por el uso. Descansan sobre una alfombra beige con rayas negras y seis sillas. Lo contemporáneo es un televisor de pantalla plana de 50 pulgadas, sobre una mesa donde están ocho casetes de VHS y cuatro CD con vídeos y promociones de campañas municipales.
En menos de diez pasos se llega al escritorio rodeado de los retratos de José de Antepara, José de Letamendi, Simón Bolívar, Miguel de Letamendi, León de Febres-Cordero y Vicente Rocafuerte. El escritorio es nítido. Ordenado. No hay post it pegados en algún lugar ni computadora. La silla donde Nebot firma documentos es cómoda. Tiene un pequeño cojín.
Cerca de un resaltador, una grapadora y un quita grapas brillan unos lentes. Para quien no tiene problemas en la vista, a través de esos vidrios aparecen imágenes difusas, grandes.
Hay un portarretrato de sus nietos, Jaime y Amalia, hijos de su primogénito. La niña tiene el cabello largo y rubio. Luce un traje de hawaiana.
Es la única imagen familiar. El resto son documentos de la administración. Nebot tiene la letra grande, escribe con firmeza y curvas pronunciadas. Hay decenas de hojas de papel bond apiladas en tres bloques. Encima de cada uno, separadores de bronce con figuras en alto relieve y de forma circular.
Junto a los documentos hay más carpetas: listado de obras, propuestas para la contratación de adoquines, dos figuras en miniatura de la cultura Calima de Colombia, un proyecto para fomentar la competencia lectora de ciudades, presentado por Mariana Roldós Aguilera.
Hay encuestas, informes, proyectos de la Policía Nacional...
En el lugar de trabajo del exdiputado y exgobernador de Guayas se leen nombres de personajes de trayectoria política y económica que en su momento hicieron y hacen acciones decisivas para el país.
Tras el escritorio hay otro mueble donde siguen apareciendo personajes de la coyuntura. Todo se relaciona con su trayectoria. Uno de los cuatro teléfonos tiene una pantalla grande donde aparecen tres nombres: Jaime Nebot, Vicente Taiano y Alicia Muñoz, gente de su confianza.
Cerca de los aparatos está el libro Guayaquil Total 2003 (publicación auspiciada por el Municipio con cientos de datos sobre la ciudad y editado por el fallecido periodista Marcelo Marchán), el diccionario de la Real Academia Española (al Alcalde le gusta la buena conversación y la excelente ortografía, dice Alicia), el diccionario Quichua-Español y Español-Quichua, de Luis Cordero. Una hoja tiene una tarjeta adherida con un clip. Se lee: "Alcalde, un abrazo. Atentamente, Henry Kronfle, Cámara de Industrias". Kronfle y Nebot han participado en eventos para promover la inversión extranjera en el puerto.
Después está una placa: "La ciudad de Guayaquil entrega esta obra fundamental para el desarrollo y progreso del Ecuador. Terminal Terrestre. Jaime Nebot, alcalde; Guillermo Lasso, presidente del directorio de la fundación Terminal Terrestre de Guayaquil". Lasso es ahora candidato a la presidencia por el movimiento CREO.
Sobre el mueble está el retrato de Nebot con el papa Juan Pablo II, un par de años antes de la muerte del pontífice. En los cajones se halla una decena de cajas con recuerdos.
Cerca del escritorio, hay otro más pequeño y una silla ubicada junto a las ventanas cubiertas con cortinas gruesas.
Alicia entra. Luce una blusa blanca. Tiene el cabello corto y del color de la luna. "Hay tantos recuerdos, hay tanta historia acá. El Alcalde está desde el 2000 y antes, en esa silla, estuvo León Febres-Cordero".
¿Por qué no hay dulces, agua o café en esta oficina? Alicia sonríe y dice que en los días de trajín, Nebot come un sánduche en el almuerzo y toma dos cafés.
Ella y el Alcalde son amigos desde jóvenes. Alicia maneja la agenda, las llamadas, escribe la correspondencia privada y personal del Alcalde. Su cargo es Secretaria Privada, el resto de la correspondencia relacionada con los temas municipales la atiende con los cinco asistentes.
"Amo trabajar y me gusta lo que hago. Son muchos años de trabajar con Jaime Nebot, lo hice mucho tiempo antes de que entre en la política y luego he colaborado con él en la Gobernación, dos veces en el Congreso Nacional y ahora en la Municipalidad de Guayaquil. Es un jefe sumamente ordenado, muy directo y tiene una memoria y capacidad excepcionales, habla fuerte, pero no grita, salvo cuando la ocasión lo amerita, le gusta que la gente vaya al grano. Le molesta una orden no cumplida. Su sentido del humor es muy bueno".
Desde hace poco, alguien empezó a recolectar las perlas de Nebot. Alicia no recuerda el nombre. Pero comenta que es un texto que se está elaborando.
En el 2008, Fernando Bustamante, exministro de Gobierno, quedó estigmatizado por ser "el ministro de las percepciones", luego de sus comentarios sobre temas de inseguridad. Nebot dijo una frase que quedó en el ambiente: "Tanta ceja le impide ver lo que está pasando".
El presidente Rafael Correa imitó la voz del Alcalde en un enlace sabatino. Inmediatamente, Nebot contestó: "Por lo menos cuando me imita se lo oye bien, hablando con voz de hombre".
Cerca del mediodía, el despacho del Alcalde sigue en silencio. Alicia cierra la oficina. "Acá todo es transparente", dice.
Afuera, la calle deja escuchar otra vez la salsa, el taconeo de los zapatos, el olor a coco, bolón de verde, jugo de frutas y colonia.